Asoc. Voluntariado Stop Suicidio Galicia

Obumbratio es un término latino que en su forma verbal Obumbro significa
sombrear, cubrir en sombra, como en La Eneida de Virgilio cuando exclama
"Obumbrant aethera telis", oscurecieron el cielo con sus flechas.
Ese obumbratio en estas obras se ve representado por los cuerpos que se
sumergen en esa oscuridad. Es una representación del deseo oculto, del oscuro
objeto de deseo de Buñuel o el amor oscuro de Lorca, de lo que no debe o no
quiere ser visto y que al observarse a través de la oscuridad, de ese cielo
oscurecido con sus flechas, llega a nosotros deformado, transformado.
Ese concepto de transformación presente en las obras está también condicionado
por el concepto alemán del Doppelgänger, ese doble fantasmagórico que todos
tenemos, ese gemelo malvado, nuestro Dr. Jekyll y Mr. Hyde, visible en las obras
como una repetición, un falso efecto de doble exposición. Esas criaturas
resultantes, con sus duplicidades, se presentan macabras y deformes ante el
espectador.
La seria bebe profundamente del imaginario del cine de terror o fantástico y de la
obra de artistas como H. R. Giger, también ligado al género. Que las obras se
hayan realizado desde una perspectiva con cierto grado de erotismo no hace más
que ahondar en esa sensación inquietante, estas criaturas terroríficas no nos
miran de forma amenazante si no con cierta lascivia, como vampiros que quieren
atraerte a la oscuridad a través de la sexualidad.
El efecto deformante de las obras las hace dialogar con la corriente surrealista y
toda esa tradición de fotografía de vanguardia que se dio en el primer tercio del
siglo XX y que ha servido de inspiración para incontables artistas desde entonces.
El mundo onírico del que tanto bebió dicha corriente tiene dos caras, puede ser de
ensueño o de pesadilla, Obumbratio se inclina de forma clara hacia la segunda.
Las obras que conforman este serie son más sensoriales que analíticas, su fin
último es más generar ciertas sensaciones y recordar a determinados imaginarios,
que varían con cada espectador, que conformar un discurso teórico fijo e
inamovible. No hay un discurso político, más allá de la inevitable mirada queer que
las atraviesa.
Tampoco cuentan una historia que siga un relato estructurado con su inicio, nudo y
desenlace. Obumbratio es en cierta manera una serie de paisajes en los que las
colinas, los árboles y los ríos son sustituidos por brazos y piernas, vello corporal y
venas. El tacto, presente en la acción de las manos, es el viento que mueve la
copa de los árboles. La mirada es el sol que baña la tierra, o quizás la luna con su
tenue y sutil luz.